Todos los años, en la noche del 2 de mayo, se desarrolla en las calles de Bojayá una procesión a la luz de las velas, conocida como la “antorcha de la esperanza”. Está encabezada por las alabaoras—cantantes tradicionales afrocolombianas—y las familias de las víctimas que murieron en la masacre que marcó a Bojayá para siempre.
Hace 15 años, unas 500 personas se refugiaron en una iglesia durante un enfrentamiento entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). La iglesia fue atacada con una bomba cilindro lanzada por las FARC, matando a 79 personas; más de la mitad eran niños y jóvenes.
La comunidad de Bojayá le ha mostrado al país el significado de la resiliencia -en el plebiscito de paz de 2016, entre el Gobierno de Colombia y las FARC- el 97 por ciento de la municipalidad votó a favor de la implementación de los acuerdos de paz.
Quince años después, la comunidad de Bojayá todavía se sigue reconstruyendo y sanando.
En medio del caos de la masacre del 2 de mayo de 2002, los cuerpos de las víctimas fueron enterrados en tumbas improvisadas y sin marcar. El luto de los familiares, hasta el día de hoy, no ha tenido un cierre porque no saben la ubicación física de los restos de sus seres queridos y no pueden rendirles respeto.
Este año, el comité de derechos de victimas de Bojayá e instituciones del Estado comenzaron el proceso de exhumación de cuerpos para identificar las personas que murieron en la masacre y darles por fin un entierro digno.
El Programa de Alianzas para la Reconciliación (PAR) de USAID, en colaboración con el Centro Nacional de Memoria Histórica, está apoyando al comité de derechos de las víctimas en Bojayá en este proceso, asegurando la incorporación de rituales y canciones ancestrales a la exhumación de los cuerpos de las víctimas.
"Nuestras víctimas no han sido enterradas con dignidad. No hemos podido acompañarlas con nuestras canciones ancestrales. Esto es importante para nosotros y es lo que queremos darles ahora", Jhon Freddy Velasquez, miembro de la comunidad.
La asociación también está trabajando para abordar la falta de información que llega a la comunidad sobre los diferentes procesos de reparación a las víctimas del conflicto que tienen a cargo las diferentes instituciones gubernamentales. Para asegurarse de que la información sea actual y precisa y que llegue a toda la comunidad, la asociación está aumentando la concientización a través de programas diarios de radio y materiales impresos que informan sobre las fechas y procedimientos claves para la exhumación.
A través de talleres psicosociales, PAR ha involucrado a los miembros de la comunidad en actividades que contribuyen a la reflexión y diálogo para fortalecer la identidad cultural y restablecer valores perdidos a causa de la violencia.
Bojayá es el único municipio de Colombia, en el que el cien por ciento de la población está oficialmente reconocida como víctima del conflicto armado. Con recursos limitados para los servicios públicos, la administración tiene aún más dificultades para implementar proyectos que promuevan la reconciliación y la paz para su población. A través de la asistencia técnica en la formulación de proyectos a la oficina del Alcalde, PAR apoya a la administración en el acceso a fondos públicos para proyectos que promuevan la memoria, aumenten el acceso a los servicios de salud y el apoyo psicosocial a las familias de las víctimas.
PAR también está apoyando a la oficina del Alcalde de Bojayá y a los funcionarios públicos para mejorar la comunicación y coordinación con la comunidad a través de espacios que fomenten el diálogo y la confianza.
"Antes había una distancia creciente entre la administración y algunas comunidades. Este proceso nos ha unido de nuevo, permitiendo que la administración, las víctimas y los grupos de defensa de los derechos humanos se sienten y hablen el mismo idioma para mejorar las condiciones socioeconómicas de las personas ", Jeremías Moreno Álvarez, alcalde de Bojayá.
El mismo día en que Bojayá recuerda la masacre, la comunidad también mira hacia el futuro.
“Hoy es un día para mirar en conjunto lo que hemos logrado y lo que tenemos que replantear. Nunca olvidaremos a los que murieron y en este día los recordamos y los honramos, pero esta conmemoración es también acerca de la esperanza, el futuro y cómo podemos trascender juntos lo que sucedió aquí.”— Rubiela Cuesta, líder comunitaria.
Trabajando con socios del sector privado y público y la sociedad civil, el Programa de Alianzas para la Reconciliación promueve alianzas transformadoras que impulsan las oportunidades económicas y sociales para las poblaciones vulnerables. PAR trabaja con el entendimiento de que los colombianos deben ser informados y educados sobre el conflicto (información), reconocer que forman parte de la solución (conciencia) y que están dispuestos a participar en ese proceso como agentes de cambio (acción / cambio).
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ACDI/VOCA Colombia: www.acdivoca.org.co
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